Durante las relaciones sexuales, los machos de las moscas de la fruta transfieren una sustancia química que hace que las hembras se duerman más tarde, perdiendo la oportunidad de aparearse con otros machos.
Este “péptido sexual”, que pasa cercano con el semen a través del entraña sexual del maslo al cuerpo de la hembra, ya se sabe que hace que las hembras sean menos receptivas a otros machos. Pero un nuevo estudio revela que todavía interfiere con el mecanismo del temporalizador biológico que suele despertar a las moscas de la fruta ayer del amanecer, que es cuando suele ocurrir el apareamiento, dice Lorena Franco, del Consejo Doméstico de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina.
“La pérdida de anticipación [of the dawn] podría sujetar aún más la receptividad al poner a las hembras a amodorrarse cuando los machos están más activos”, dice.
Estudios previos han enfrentado que las moscas de la fruta (Drosophila melanogaster) generalmente se despiertan una o dos horas ayer de que salga el sol o se enciendan las luces de un laboratorio. Pero Franco y sus colegas se dieron cuenta de que esos estudios estaban enfocados en moscas maslo.
Adecuado a que las hembras a menudo se pasan por parada en la investigación de la mosca de la fruta en universal, decidieron usar cámaras web para monitorear la actividad de moscas de la fruta hembra vírgenes y recién apareadas en su laboratorio controlado por luz durante cuatro días. Asimismo estudiaron un corro de machos para comparar.
Para su sorpresa, los investigadores descubrieron que las únicas hembras que todavía podían anticipar la mañana eran las vírgenes, mientras que las hembras apareadas seguían durmiendo hasta que se despertaban sobresaltadas con las primeras luces del día. “En las hembras apareadas, este [morning anticipation] función está completamente suprimida”, dice Sebastián Risau Gusman, todavía del CONICET.
Los investigadores sospecharon que el péptido sexual podría estar involucrado, por lo que silenciaron ciertos grupos de neuronas con receptores de péptidos sexuales en el tracto reproductivo de las hembras apareadas. Esas hembras recuperaron la capacidad de despertarse ayer del amanecer, dice Franco.
Luego se usaron trazadores fluorescentes para rastrear los posesiones del péptido en los sistemas nerviosos de las hembras. Esto reveló que el péptido sexual parece desencadenar una sujeción de eventos desde el sistema reproductivo hasta el cerebro, afectando las estructuras que controlan el temporalizador interno de los insectos.
Las moscas hembra pueden aparearse con muchos machos y juntar su semen en el interior de sus cuerpos. La producción de sustancias químicas que alteran el comportamiento es una forma de que los hombres mejoren las posibilidades de que su semen tenga éxito. “Esta es una ‘táctica’ del maslo para evitar que otros espermatozoides compitan con el suyo en el interior de la hembra”, dice Risau Gusman.