La civilización es importante para la diplomacia, y el presidente de Indonesia, Joko Widodo, encarna los utensilios “suaves” y sofisticados de los títulos dominantes de Java en Indonesia, que enfatizan la consulta y el consenso. El resto del mundo se beneficiaría si aprendiera una catequesis o dos del éxito de la flamante cumbre del G20 en Bali.
SINGAPUR – El mundo parece un área más tranquilo posteriormente de la reunión del G20 en Bali a mediados de noviembre. La pregunta es por qué.
Sabemos que el presidente estadounidense Joe Biden y el presidente chino Xi Jinping sostuvieron una reunión en persona de tres horas que salió perfectamente, a pesar de sus muchas diferencias políticas y el creciente antagonismo de sus países. Además fue útil que el presidente ruso, Vladimir Putin, no se presentara y que la desavenencia de Rusia en Ucrania no eclipsara las discusiones chino-estadounidenses. De hecho, el G20 emitió una manifiesto declarando que “la mayoría de los miembros condenaron enérgicamente la desavenencia en Ucrania”.
El primer ministro indio, Narendra Modi, y Xi asimismo tuvieron una reunión relativamente exitosa en Bali. Los dos líderes sonrieron y se dieron la mano, lo que fue una progreso significativa con respecto a la reunión de la Estructura de Cooperación de Shanghái en septiembre, cuando casi nada podían mirarse a los fanales.