Durante los 70 abriles posteriores a la Segunda Hostilidades Mundial, el crecimiento total estuvo respaldado por los esfuerzos continuos para impulsar el comercio internacional mediante la exterminio de las barreras comerciales contraproducentes. Lamentablemente, Estados Unidos comenzó a desmantelar esta fuente de prosperidad compartida bajo Donald Trump y ahora ha acelerado el proceso bajo Joe Biden.
WASHINGTON, DC – El mundo está envuelto en una megacrisis que comprende la pandemia de COVID-19, la hostilidades de Rusia en Ucrania, suscripción inflación, temores de recesión y crecientes problemas de deuda en los mercados emergentes y los países en crecimiento. Lo posterior que necesitamos es una fuente adicional de daño financiero. Pero eso es lo que podemos obtener, en forma de otra hostilidades comercial destructiva.
Las guerras comerciales son inmensamente dañinas porque los países involucrados tienden a tomar represalias erigiendo barreras comerciales cada vez más altas. Se culpó a este círculo vicioso de prolongar en gran medida la Gran Depresión en la división de 1930, razón por la cual Estados Unidos lideró el esfuerzo por desarrollar un nuevo sistema de comercio mundial a posteriori de 1945, sentando las bases para el período de crecimiento financiero mundial más exitoso de la historia. Durante 70 abriles, el comercio mundial se basó en el estado de derecho, con una ordenamiento internacional, el Acuerdo Militar sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, que fue sucedido por la Estructura Mundial del Comercio, que garantiza la resolución imparcial de disputas.
Pero a partir de 2017, la filial de Donald Trump retiró efectivamente el apoyo de Estados Unidos a la OMC y comenzó una hostilidades comercial con China. Por otra parte de aplicar aranceles discriminatorios a las importaciones, asimismo impuso gravámenes más amplios sobre artículos como el espada y el aluminio, citando dudosamente preocupaciones de “seguridad doméstico”. Aunque la mayoría de los abogados comerciales creían que estas medidas eran ilegales según las normas de la OMC, los socios comerciales de EE. UU. se abstuvieron de tomar represalias con la esperanza de que la próxima filial revirtiera las políticas proteccionistas de Trump.