En cuanto a los regalos SORPRESA, dos botes de globos oculares de reno no se encuentran en lo más detención de la índice de deseos de la mayoría de las personas, incluso si usted es un irrefutable de la visión como Glen Jeffery.
Era 2008 cuando llegaron los macabros paquetes. Los habían enviado dos de los colegas de Jeffery en Noruega, que querían que investigara cómo los renos logran ver en el invierno, cuando el sol no se eleva sobre el horizonte durante meses. “La parte de los globos oculares se recolectaron en pleno verano y la parte de los globos oculares se recolectaron en pleno invierno”, dice Jeffery, que trabaja en el University College London. Para emprender, no era animoso. Una disección rápida, sospechó, no revelaría ausencia de particular interés.
Pero, para su sorpresa, cuando tomó un mundo visual de cada envase y los abrió, una trascendental diferencia fue visible de inmediato. Mientras que la superficie interna posterior del mundo visual de verano era dorada con un luminosidad turquesa, la de invierno era de un cerúleo asombrosamente profundo. Sugirió que los luceros de los renos, conocidos como caribúes en América del Septentrión, podrían cambiar con las estaciones.
La curiosidad de Jeffery se despertó. Y así comenzó su ocupación de comprender la misteriosa estructura que cambia de color en los luceros de los renos y el impacto que tiene en su capacidad de ver en las condiciones de luz estacionales dramáticamente diferentes del Ártico.
Como todos los buenos científicos, Jeffery está ansioso por sufragar su deuda con sus antepasados. Admite que se apoya en los hombros del fotógrafo y oftalmólogo anglosajón George Lindsay Johnson. Trabajando a finales del siglo XIX y principios del XX, Johnson pasó días en una habitación oscura en el Zoológico de Londres…