La pandemia de COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania han dejado a la longevo parte del mundo tambaleándose por los posesiones de la estanflación. Pero mientras las autoridades monetarias se esfuercen por abastecer ancladas las expectativas de inflación, hay pocas razones para pensar que tales condiciones se convertirán en la nueva normalidad.
NUEVA YORK – Se puede argumentar que el estancamiento secular (crecimiento sostenido más sosegado) se avecina para la mayoría de las economías avanzadas, China y muchos mercados emergentes y economías en expansión que dependen del comercio y la inversión extranjera. Los defensores de este punto de pinta apuntan al envejecimiento de la población, la desglobalización, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, el aumento de la desigualdad y el endeudamiento excesivo, mientras que los optimistas, en cambio, promocionan el potencial de los países más jóvenes y dinámicos y las tecnologías que aumentan la productividad, como la inteligencia sintético, la robótica y la bioingeniería.
Sin retención, incluso si el estancamiento secular es nuestro destino, no es probable que tome la forma de estanflación secular, o lo que Nouriel Roubini pira la “Gran Estanflación” (una combinación de estancamiento secular y estanflación persistente a dadivoso plazo). La estanflación se refiere a una inflación significativamente superior a la meta, con un desempleo por encima de su nivel natural y una producción por debajo de su potencial. Pero el marco más probable para la mayoría de las economías avanzadas y China son muchas décadas de estancamiento secular con tasas de inflación generalmente bajas, interrumpidas por episodios ocasionales de una o dos abriles de estanflación transitoria.
Hay dos impulsores distintos de la estanflación, los cuales pueden intervenir simultáneamente. El primero ocurre cuando un shock cenizo de la propuesta agregada aumenta la inflación al tiempo que reduce la producción y aumenta la tasa de desempleo, como sucedió recientemente con el aumento de los precios mundiales de las materias primas provocado por la pugna en Rusia y la interrupción de las cadenas de suministro provocada por la pandemia. Si el shock de propuesta es temporal, o si la demanda agregada se ajusta a la mengua a un nivel permanentemente más bajo de propuesta agregada (con poco de ayuda de una política monetaria más restrictiva), la inflación por encima de la meta será transitoria mientras las expectativas de inflación no se desanclen.